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miércoles, 12 de julio de 2017

Colaboración: Última Llamada. Una Historia de Amor (Capítulo VIII)



VIII

De repente, los oigo llegar, Ángela, pero no tocan el timbre. La llave gira dos vueltas en la cerradura con un leve chirrido y dos martillazos. Y, antes de que pueda preguntarme cómo han abierto, aparecen en nuestra habitación, Ángela: un médico, dos enfermeros y nuestro portero, que todavía lleva la llave en la mano.

Rápidamente te auscultan, comprueban el ausente latido, la inmovilidad de tus ojos, el frío que avanza por tus venas. Luego retiran la colcha, extienden una bolsa larga y se disponen a levantar tu cuerpo para depositarlo en ella.

Un enfermero mete su brazo bajo tus hombros y otro enfermero bajo tus rodillas. Te elevan un momento y, luego, te descienden sobre la bolsa abierta. Y cierran la cremallera. Qué dura es la certificación de la verdad. La burocracia irrefutable de los hechos.

Debería llamar ya a Ángel y a Pilarín.

Aunque antes de que pueda hacerlo me auscultan también a mí. Yo les dejo hacer en silencio. Estoy conmocionado por lo que ha ocurrido, pero tengo que sobreponerme. Y luego tengo que llamar a Ángel y a Pilarín, ser fuerte ante ellos.

Pero antes de que me de cuenta, de que pueda reaccionar, han extendido una nueva bolsa. Me cogen también por los hombros y por los pies y me meten en ella.

Yo grito y grito, pero la neblina del callejón me envuelve de nuevo, me atenaza, me inmoviliza. Y solo llego a oír, lejano, al otro lado de un océano de cansancio y de misterio, cómo suben la cremallera.

El portero se santigua entonces, no sabría decir por qué, ni tampoco cómo puedo verlo. Luego le oigo llamar a Pilarín.

- Pilar, buenos días. Soy Calixto, el portero… Bien, bien… ¡Pilar, ha ocurrido una desgracia en casa de sus padres…! No, no ha sido su madre. Es decir, sí… Pero primero ha muerto su padre. Luego ella ha avisado al Samur y, a continuación, le ha fallado el corazón. Los llevamos a los dos al Anatómico Forense. El Samur se está encargando. Nos vemos allí… Cuánto lo siento, Pilar. Llame, por favor, a su hermano… Adiós, adiós .

Colaboración de: Francisco Rodríguez Tejedor.

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